Un hermoso día de sol una preciosa y preocupada joven llamada Lucía caminaba hacia el bosque en busca de su hermanito que se había perdido.
Como hacía mucho calor decidió refrescarse en el río. Al acercarse vio en la otra orilla una extraña serpiente de vivos colores. No era una serpiente común y corriente. Esta víbora hablaba. Y le dijo:
-¡No puedes entrar al bosque!. ¡ El que entra allí no sale jamás!.
Después del primer momento de asombro, le respondió
-¿Nadie pudo volver a salir?
-No.
-Pero tengo que encontrar a mi hermano. Voy a ir igual. ¿No habrá alguna manera?
-La única es pasando por tres difíciles pruebas.
-Yo quiero hacerlo –dijo la joven.
-De acuerdo. La primera es encontrar y traer una rosa que crece en la cima de la montaña Nevada. La segunda es traer una pluma de pavo real que vive en el castillo de las malvadas brujas del sur. La tercera y más difícil es traer una caracola de oro que se encuentra en la cueva del terrible oso de Burguer, custodiada por su compañero el murciélago cruel.
Un poco desanimada la niña se dirigió hacia la montaña dispuesta a cumplir con las tres pruebas.
Escaló hasta llegar a la mitad sin problemas, pero lo que le faltaba estaba cubierto de nieve, por eso cuando lo intentaba resbalaba y caía una y otra vez. De repente vio un enorme halcón rojo que se acercó y muy suavemente la tomó con sus patas y la llevó hasta la cima de la montaña. Tomó la rosa, agradeció al halcón y desde allí vio a lo lejos el oscuro y tenebroso castillo de las brujas del Sur.
Lentamente bajó de la montaña cuidando no perder la flor que llevaba en su bolsillo. Llegó muy cerca del castillo, fue muy silenciosamente a los corrales pero allí vio que un ogro cuidaba el lugar. Era imposible acercarse al pavo real. Una sombra cubrió al sol. Levantó la vista y por segunda vez vio llegar al halcón rojo. Traía una caja. En el interior un frasquito con una pócima. Le dijo:
-Toma esto y durante cinco minutos serás invisible. Debes aprovechar el tiempo.
Bebió el líquido mágico. El ogro, muy inquieto, no entendió por qué el pavo real pegó un grito y perdió una colorida pluma que se alejaba como si alguien la llevara en su mano.
Cuando la joven volvió a ser visible ya estaba lejos del lugar.
Sólo le quedaba una prueba. La más difícil.
Al acercarse a la cueva del oso vio varios esqueletos desparramados por el lugar. El animal dormía en la entrada y el murciélago colgado de la rama de un árbol. No sabía cómo podría hacer para entrar.
Afortunadamente por tercera vez llegó el halcón rojo acompañado por un ejército de halcones. Con el sonido que hacían las cientos de alas el oso y el murciélago se despertaron. Fue tan grande el alboroto que la joven pudo entrar a la cueva y tomar la caracola de oro sin ser vista.
Con los tres tesoros regresó al río donde estaba la serpiente que hablaba.
Cuando se las entregó a la serpiente, está se convirtió en un hermoso príncipe que había sido hechizado por un pequeño duende. Apareció en ese momento el halcón rojo y se transformó en rey.
Los dos muy felices acompañaron a la joven a buscar a su hermanito perdido. Lo encontraron llorando al lado de un gran árbol.
Juntos fueron a vivir al castillo del príncipe, porque lógicamente los jóvenes se casaron y vivieron felices para siempre.
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