Había
una vez tres princesas, Jazmín, Margarita y Cristal, que vivían en
tres hermosos castillos que estaban cerca de un bosque con un lago
sobre el cual existía la leyenda de una flor mágica de cristal que
se hallaba en este mismo lugar.
El
bosque encantado tenía una vegetación muy crecida, pero a su vez
era muy claro, y aunque no era peligroso en él vivía un brujo
malvado llamado Rigoberto, que se ocupaba de cuidarlo, entonces nadie
se animaba a entrar ya que él no permitía que aquel que entrara
pudiera salir con vida.
También,
como sabemos, había cerca un lago con poderes mágicos que brillaba
tanto de día como de noche con un resplandor gigantesco. Se decía
que tenía poderes especiales: “La persona que se bañaba en sus
aguas era envuelta en su luz y podía vivir eternamente”.
Una
mañana temprano, cuando faltaba apenas un día para el cumpleaños
número 15 de las princesas, se dirigieron al bosque a buscar flores
silvestres y bellas, las más hermosas del mundo, para esa fiesta.
El
brujo les puso una trampa y las dirigió hacia una cueva oscura,
húmeda y sombría, de donde nadie podía salir, ya que los lobos que
habitaban alrededor de su única entrada la cuidaban de noche y el
brujo de día; por lo que seguramente las princesas morirían de
cansancio y hambre en pocos días.
Pero
cuando estas estaban resignadas y abandonadas a su propia suerte,
llegaron a un enorme pozo, que se hallaba casi al final de la gruta y
repentinamente se escuchó un ruido que las estremeció de miedo y
mucha cantidad de agua comenzó a subir por él. Se trataba del agua
del lago mágico, que apenas desbordó, pero que fue suficiente para
bañarlas suavemente y darles la vida eterna.
Eso
no fue lo único sorpresivo que pasó, hacia el final de la cueva se
empezaron a ver, no una sino muchas flores de cristal azul formando
un camino muy brillante que siguieron las princesas, las llevó hacia
otra salida llena de luz y les permitió salir nuevamente al
exterior, llegar sanas y salva a sus hogares, y gobernar por siempre
jóvenes y felices, casándose con bellos príncipes y teniendo
muchos hijitos.
Este
cuento escrito por Mailén, Dana y Guadalupe, alumnas de 3° C, está
dedicado con mucho amor y agradecimiento a la señoritas Marisol y
Gladys, también a las demás maestras, directivos y a sus papás.
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