jueves, 19 de septiembre de 2013

El lago mágico y la flor de cristal por 3ºC


Había una vez tres princesas, Jazmín, Margarita y Cristal, que vivían en tres hermosos castillos que estaban cerca de un bosque con un lago sobre el cual existía la leyenda de una flor mágica de cristal que se hallaba en este mismo lugar.
El bosque encantado tenía una vegetación muy crecida, pero a su vez era muy claro, y aunque no era peligroso en él vivía un brujo malvado llamado Rigoberto, que se ocupaba de cuidarlo, entonces nadie se animaba a entrar ya que él no permitía que aquel que entrara pudiera salir con vida.
También, como sabemos, había cerca un lago con poderes mágicos que brillaba tanto de día como de noche con un resplandor gigantesco. Se decía que tenía poderes especiales: “La persona que se bañaba en sus aguas era envuelta en su luz y podía vivir eternamente”.
Una mañana temprano, cuando faltaba apenas un día para el cumpleaños número 15 de las princesas, se dirigieron al bosque a buscar flores silvestres y bellas, las más hermosas del mundo, para esa fiesta.
El brujo les puso una trampa y las dirigió hacia una cueva oscura, húmeda y sombría, de donde nadie podía salir, ya que los lobos que habitaban alrededor de su única entrada la cuidaban de noche y el brujo de día; por lo que seguramente las princesas morirían de cansancio y hambre en pocos días.
Pero cuando estas estaban resignadas y abandonadas a su propia suerte, llegaron a un enorme pozo, que se hallaba casi al final de la gruta y repentinamente se escuchó un ruido que las estremeció de miedo y mucha cantidad de agua comenzó a subir por él. Se trataba del agua del lago mágico, que apenas desbordó, pero que fue suficiente para bañarlas suavemente y darles la vida eterna.

Eso no fue lo único sorpresivo que pasó, hacia el final de la cueva se empezaron a ver, no una sino muchas flores de cristal azul formando un camino muy brillante que siguieron las princesas, las llevó hacia otra salida llena de luz y les permitió salir nuevamente al exterior, llegar sanas y salva a sus hogares, y gobernar por siempre jóvenes y felices, casándose con bellos príncipes y teniendo muchos hijitos.


Este cuento escrito por Mailén, Dana y Guadalupe, alumnas de 3° C, está dedicado con mucho amor y agradecimiento a la señoritas Marisol y Gladys, también a las demás maestras, directivos y a sus papás.


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