Escrito por Guadalupe y Ayelén
Para nuestra seño Alejandra
que nos ha leído muchos cuentos
y enseñado muchas cosas,
la queremos mucho.
Zeus era un dios muy enamoradizo que adoraba a las humanas y también a las diosas. Tenía su familia en el Olimpo: su esposa llamada Hera y sus hijos Ares, Hebe y Hefesto.
Hera era una diosa muy poderosa, bella pero también demasiado celosa y el matrimonio tenía muchas dificultades por lo que Zeus muchas veces bajaba a la tierra a distraerse un poco, fue en uno de esos viajes donde conoció a una joven llamada Fátima, todos los días pasaba horas admirándola sin dejarse ver pero un día se dio cuenta que estaba enamorado de ella.
El dios tenía la posibilidad de transformarse en lo que quisiera para poder tener contacto con los humanos ya que si se presentaba en su forma de dios, la gente que lo veía, moría por el resplandor. Un día, mientras Fátima caminaba por el campo, Zeus se le apareció en forma de hombre, la muchacha quedó admirada por su belleza y lo tierno que era. Comenzaron a encontrarse en aquel lugar todos los días, pero aunque era un dios, había cosas que no podía manejar, los celos de su horrenda esposa. Ella comenzó a dudar de su marido al verlo siempre muy contento y notar que a la hora de la siesta, este pícaro dios desaparecía, por lo que decidió seguirlo.
Un día lo encontró con aquella humana tan hermosa de cabellos largos y ojos celestes por lo que fue al inframundo a hablar con su hermano Hades y le pidió un favor…
Al anochecer, Hades mandó a dos de sus súbditos que le llevaran a Fátima mientras la muchacha dormía. Al despertar, se encontró en aquel horrible lugar rodeada de espíritus malos, perros con dos cabezas y todo tipo de monstruos que se puedan imaginar. La joven estaba aterrada porque ella siempre había escuchado las historias del abuelo sobre dioses, héroes y monstruos pero nunca las había creído y ahora las estaba sufriendo en persona.
De repente se presentan ante ella, Hera y Hades y deciden convertirla en una oveja para evitar que Zeus escuche su llanto. Luego de un largo rato Hera la regresa a la tierra.
Al día siguiente Zeus fue en busca de la muchacha pero no la encontró. La buscó y la buscó por todos lados, pero solo veía aquella oveja que parecía seguirlo a todos lados, el dios se detuvo, la tomó entre sus brazos y miró sus ojos. En ese momento entendió lo que pasaba, aquel animal era su amada, seguramente su esposa tenía mucho que ver en esto por lo que decidió llevar al animal al Olimpo.
Hera al verlo con la oveja en sus brazos se puso furiosa.
-¿Qué haces con esa oveja?
-Nada la encontré sola y la traje.
Hera no les sacaba la mirada de encima, presa de la rabia tomó al animal por el cuello e intento matarla, Zeus muy enojado le preguntó
-¿Qué haces con esa oveja?
- La voy a matar, sé todo, sé que has vuelto a enamorarte y no lo voy a permitir, antes yo misma la mato.
Zeus tomó el animal en sus brazos y fue al encuentro de su hijo y le pidió que lo ayude a volver a la joven a la normalidad. Hefesto, que quería y respetaba mucho a su padre, no dudó en ayudarlo. Y luego la dejaron en su casa acompañada por una carta que decía:” nunca te olvidaré, te amo mi amor”. Mientras Fátima descansaba, el dios fue al inframundo muy furioso; sabía que su esposa había recibido ayuda de Hades por lo que convirtió a Hera en una cabra.
-Ahora podrás sentir lo que le hiciste a Fátima, nunca saldrás de aquí, cuando lo intentes utilizaré mi rayo para impedirlo.
Zeus nunca más volvió a la tierra, era la única forma de proteger a su amor ya que estaba seguro que su esposa en algún momento conseguiría ayuda y se vengaría de la muchacha. Por lo tanto se conformaría con admirar la belleza de la joven desde el Olimpo.
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