Autoras: Celeste Bogado; Melanie García; Soledad
Seli.6ºA
Dedicado
a las señoritas Alejandra y Gladys
por
ayudarnos a aprender con tanto cariño,
a
la directora Liliana por dejarnos
hacer
estos proyectos tan lindos.
Colaboraron
en la corrección de los borradores: Alexander, Zalazar; Vladimir Romero;
Carlos, Ramírez; Lucas, Sánchez; Maia, Lomónaco; Agustina, Vallejo.
Agradecemos
a: Alexander Dumas que hizo que podamos disfrutar de sus historias y sus
personajes. A Caro por estar siempre para ayudarnos.
Cuenta la historia del rey de España, que era muy bueno y un día le envió un cofre con monedas de oro a la Reina de Francia. Ustedes se preguntaran por qué.
Una
mañana al levantarse muy temprano pensó: mmmmm… qué ganas tengo de comer un
sándwich de pan francés, pero en España no hay. Le mandaré un cofre con monedas
de oro a la Reina
de Francia, así ella me envía a cambio una buena bolsa de ese rico pan, el rey
dio unas palmadas llamando a sus sirvientes.
-¡Urgente! Lleven a la reina Ana un
cofre con monedas de oro, por el camino más corto porque no puedo más del
hambre que tengo.
Un
malvado espadachín español le contó a Milady el camino que iban a tomar con el
cofre.
-Queremos quedarnos con una parte
del botín, pero necesitamos ayuda. Milady le respondió:-le podemos pedir ayuda
a Richelieu.
Perfecto pero tenemos que apurarnos porque
tomaron el camino más corto dijo el espadachín. Unos momentos más tarde Milady
va a ver al cardenal Richelieu golpea a su puerta y…
Richelieu:-¿Por qué me molestas a
esta hora? Son las cinco de la mañana.
Milady: -Cuando le cuente se va a alegrar
(Milady le cuenta al oído todo su plan).
El cardenal decide adueñarse de ese cofre
con la condición de quedarse con la mayor parte del dinero. Milady acepta y le
pide que comiencen ya. Juntos planean la emboscada para quedarse con las
monedas.
El Duque de Buckingham junto con las damas
de compañía trasladaban el cofre a través de un bosque bastante tenebroso, con
sectores muy oscuros en el que se encontraban escondidos Richelieu, Milady y
sus secuaces, uno de ellos se sentó tapado por una sábana en medio del camino
simulando ser un anciano. Unos momentos después al llegar el duque y las damas
le piden que se corra, el hombre no lo hace y
salen de atrás de los arboles los secuaces, con las espadas en mano les roban
el cofre.
El duque le informa a la reina que les han robado,
ella muy enojada pide que llamen urgentemente a los mosqueteros.
D’Artagnan es el primero en llegar, saluda a la
reina haciendo una reverencia y le pregunta qué se le ofrece.
D’Artagnan: -Tranquila su
alteza las recuperaremos inmediatamente.
Los mosqueteros comienzan a investigar y D´artagnan
se encuentra con el fontanero del lugar que le cuenta que Richelieu se compró
cinco cajas de vino, pagó con monedas de oro, por suerte pidió que se las
envíen a su domicilio y será posible atraparlo (pensó D’Artagnan),
se apresuró para ir al encuentro de sus compañeros y les contó las novedades.
Porthos no podía creerlo ¿compró vino?
Repetía muchas veces. Déjenme que yo se lo entrego, no hay nada mejor que un
buen vinito, decía, claro hay que tener en cuenta que a Porthos le gustaba
mucho el vino. Athos pedía un poco de seriedad y proponía su plan, Aramis le
respondía que era buenísima su idea, todos en círculo juntaron sus espadas al
grito de “todos para uno y uno para
todos”.
Llegó el momento de entregar las
cajas de vino. El fontanero golpeó la puerta de la casa del cardenal y gritó
“acá traigo el vino Richelieu”. El cardenal abrió la puerta diciendo muy
enojado: -ya era hora que trajeran mi vino.
En ese preciso momento los mosqueteros, que
estaban escondidos lo acorralaron y se enfrentaron con él y sus espadachines. D’Artagnan gritó “vamos entrega las monedas de oro”.
Porthos siempre tan gracioso agregó “¡el vino también!” Richelieu muy seguro
les respondió ¡el oro nunca, el vino jamás! En medio de la pelea entre
espadachines y mosqueteros el cardenal intenta escapar, pero nunca en mejor
momento es visto por la reina y sus damas de compañía.
-Escapando con lo que no es tuyo, ¡esta
sartén te va a doler!. Y lo golpea en la cabeza con la sartén, sí escucharon
bien, con la sartén. Al ver al cardenal desmayado sus secuaces se rinden.
Porthos agarra una botella de vino y propone el mejor de los brindis ¡brindemos
por la sartén! dice. Los mosqueteros juntan sus espadas y la reina se une a
ellos con su sartén y dicen “TODOS PARA
UNO Y UNO PARA TODOS”.
Dibujos
realizados por Alexander, Ronaldo, Maia, Lautaro, Agustina.
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