Pototo,
un
ogro asustadizo
por alumnas y alumnos de 3ºC
Había
una vez un ogro requete gigante, feo y
muy, muy asustadizo, llamado Pototo.
Quería mucho a los niños, pero los éstos no lo querían. Le tenían miedo por las
historias que los vecinos contaban acerca de otros ogros que antes habían
estado por ahí.
Pototo
vivía en el parque, debajo de un gran arbusto, que en primavera le florecían
unas hermosas campanitas color marfil con un perfume riquísimo.
Un
día Pototo miró por entre las ramas y vio a un nene con una bolsa llena de
sapos. Se imaginan lo que hizo: la tiró adentro
del arbusto. Fue horrible, el ogro se llevó el susto de su vida; porque si a
algo le tenía pánico era a los sapos. Una vez le saltó uno en la cara y le hizo
pis. Se impresionó tanto que el salto que dio fue enorme, salió corriendo y sin
mirar donde pisaba, se clavó un importante clavo en el dedo gordo, - ¡qué
dolor!-, gritó con fuerza, se sentó y trató de sacarlo, fue inútil y lo peor,
su dedo se hinchaba cada vez más.
De
pronto llegó el sapo doctor. Era tan alto como ancho, con anteojos y una
lapicera en la oreja. Su guardapolvo largo hasta sus pies, estaba impecable. En
el maletín tenía todos los instrumentos necesarios, pero algo no lo convencía,
necesitaba mucha anestesia para dormir al gigante ogro. Llamó de inmediato a
los sapos enfermeros y éstos aparecieron con la anestesia suficiente para que
Pototo se quede dormido al instante como un angelito.
Así
fue como el Sapin pudo comenzar a trabajar. Estiró su larga lengua, enganchó el
clavo, tiró, tiró y tiró hasta que lo sacó.
Poco
a poco, el ogro se fue despertando y descubriendo que ya no tenía dolor, -¡No
lo puedo creer!, dijo. Miraba su pie de un lado, de otro, lo tocaba y nada, el
dolor ya no estaba. Su suspiro de alivio fue tan grande, que las hojas de las
palmeras se movieron y los pajaritos piaban de contentos.
Pototo
se dio cuenta que los sapos no eran tan malos, lo habían ayudado y estaba muy
agradecido.
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la plaza fue divertido, sobre todo cuando las primeras campanitas comenzaban a
salir con ese perfume tan hermoso.
FIN
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