lunes, 8 de octubre de 2012

Pototo, un ogro asustadizo por 3ºC


Pototo,
un ogro asustadizo

por alumnas y alumnos de 3ºC




Había una vez un ogro requete gigante,  feo y muy, muy asustadizo,  llamado Pototo. Quería mucho a los niños, pero los éstos no lo querían. Le tenían miedo por las historias que los vecinos contaban acerca de otros ogros que antes habían estado por ahí.

Pototo vivía en el parque, debajo de un gran arbusto, que en primavera le florecían unas hermosas campanitas color marfil con un perfume riquísimo.

Un día Pototo miró por entre las ramas y vio a un nene con una bolsa llena de sapos. Se imaginan  lo que hizo: la tiró adentro del arbusto. Fue horrible, el ogro se llevó el susto de su vida; porque si a algo le tenía pánico era a los sapos. Una vez le saltó uno en la cara y le hizo pis. Se impresionó tanto que el salto que dio fue enorme, salió corriendo y sin mirar donde pisaba, se clavó un importante clavo en el dedo gordo, - ¡qué dolor!-, gritó con fuerza, se sentó y trató de sacarlo, fue inútil y lo peor, su dedo se hinchaba cada vez más.

De pronto llegó el sapo doctor. Era tan alto como ancho, con anteojos y una lapicera en la oreja. Su guardapolvo largo hasta sus pies, estaba impecable. En el maletín tenía todos los instrumentos necesarios, pero algo no lo convencía, necesitaba mucha anestesia para dormir al gigante ogro. Llamó de inmediato a los sapos enfermeros y éstos aparecieron con la anestesia suficiente para que Pototo se quede dormido al instante como un angelito.
  
Así fue como el Sapin pudo comenzar a trabajar. Estiró su larga lengua, enganchó el clavo, tiró, tiró y tiró hasta que lo sacó.

Poco a poco, el ogro se fue despertando y descubriendo que ya no tenía dolor, -¡No lo puedo creer!, dijo. Miraba su pie de un lado, de otro, lo tocaba y nada, el dolor ya no estaba. Su suspiro de alivio fue tan grande, que las hojas de las palmeras se movieron y los pajaritos piaban de contentos.

Pototo se dio cuenta que los sapos no eran tan malos, lo habían ayudado y estaba muy agradecido.

Compartir la plaza fue divertido, sobre todo cuando las primeras campanitas comenzaban a salir con ese perfume tan hermoso.

  
FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Este es un espacio donde iremos publicando trabajos y hechos importantes de nuestra escuela.