AUTORES: Rolando, Santiago, Juan,
Brandon, Agustín, Oscar,
Darío, Alexis, Estefanía, Candela, Nicol,
Silvina, Loana, Brisa
Colaboración autoral: Martín 4° C
Estaba en mi oficina cuando
de repente tocaron a la puerta, al abrirla vi a Raval, lo invité a pasar, se
sentó delante del escritorio, abrió el maletín, sacó una foto con la imagen de
una estatuilla con forma de león, me dijo que era de oro y me preguntó si
podría encontrarlo, le respondí:
_ Claro, ¿imagina en qué
ciudad puede estar?
A lo que respondió:
-No, hace muchos años que no
sé nada de ella pero sé quién puede ayudarte. Busca en la avenida principal a
una joven que vende sahumerios en una esquina, se llama Melina, estoy seguro
que hará algo por ti.
Fui al lugar y efectivamente
la joven se encontraba allí. Me acerqué, la saludé y le pregunté si ella era
Melina, me contestó que sí y me presenté:
-Soy Lucas Lenz, buscador de objetos, estoy
aquí porque Raval, mi empleador, dijo que podrías ayudarme, le expliqué que
necesitaba encontrar una estatuilla de un león de oro y no tenía idea de dónde
comenzar a buscarla.
Me respondió que podía
ayudarme pero que necesitaríamos ir a su consultorio a unas pocas cuadras de
allí.
Entramos a una galería y
caminamos por el pasillo de la izquierda que finalizaba en un local
pequeño con una vidriera negra en la
que había dibujada una gitana con una esfera mágica entre sus manos.
Tomó su bolso, sacó un manojo
de llaves, abrió la puerta y me invitó a pasar. Al ingresar pude distinguir un
fuerte olor a incienso, el lugar era bastante oscuro, se veía el resplandor de
unas velas encendidas detrás de un biombo, me pidió que le mostrara la foto,
puso sus manos sobre la esfera pero sin tocarla, cerró sus ojos y me dijo que
la estatuilla se encontraba en una isla cercana.
Me despedí y fui hacia el
puerto; alquilé un barco. El capitán era un hombre grande, musculoso de unos
cuarenta y cinco años, con barba y bastante malhumorado.
Luego de viajar un buen rato
vi un faro en una de las pequeñas playas, ahí note que no estábamos navegando
por el lugar correcto. Me acerqué al hombre para que me explicara el cambio en
el recorrido, me dijo que por ese lugar cortaríamos camino. No muy convencido
giré para volver a mi lugar cuando sentí un golpe en mi cabeza y me desmayé.
Comencé a despertarme. Un
fuerte dolor no dejaba que entendiera lo que estaba pasando, me encontraba
sentado en un banco, atado, vi al capitán hablar con otro hombre sobre cómo se
iban a deshacer de mí. Se acercaban; entonces decidí fingir que continuaba
desmayado, me tomaron por debajo de los hombros y atado como estaba me
arrojaron al río.
Me mantuve por un pequeño
momento debajo del agua hasta que sentí que se alejaban, intenté subir a la
superficie pero al estar atado se me hacía muy difícil, comenzaba a sentir la
falta de oxígeno en mis pulmones cuando escuché el ruido de una lancha y
alguien que me tomaba de la ropa y me llevaba a la superficie. Era Pedro, mi
hermano mayor, nunca me alegró tanto volver a verlo, es que de pequeños
solíamos pelear mucho, salvo cuando necesitaba que encontrara algún objeto que
se le había perdido en el desorden de su habitación, entonces yo aprovechaba y
a cambio le pedía que realizara mi tarea de matemática, siempre fui muy malo
para las matemáticas bueno al igual que para el fútbol y cualquier deporte, yo
era bueno en esto, en buscar objetos que nadie podía encontrar. Y esta era la
primera vez que me sentía tan cerca de la muerte.
Subí a la lancha junto a mi
hermano y fuimos directamente a la isla que Melina visualizó en su esfera
mágica. Al llegar al lugar vimos al capitán y su ayudante caminando por allí.
Pedro pisó una rama y el ruido alertó a los hombres. Se nos abalanzaron
intentando golpearnos, tomé un trozo de tronco, los golpeamos, atamos y
comenzamos a buscar, la joven había descripto una especie de cueva donde se encontraba
la figura que buscaba. A unos metros de allí la pudimos ver, nos acercamos,
comenzamos a sacar algunas piedras y en ese momento salieron muchísimos
murciélagos del lugar, nos asustamos un poco pero después de todo lo que nos
pasó no era nada grave.
Entré y comencé a buscar la
estatuilla esperando que esta nueva misión terminara pronto. Sobre una de las
paredes había dibujado unos colmillos, toqué la piedra, cayó a mis pies,
quedaba a la vista una cavidad y dentro de ella un envoltorio hecho de telas,
lo tomé comencé a abrirlo y para mi sorpresa era la estatuilla que buscaba,
empecé a salir y a gritarle a Pedro con mucha alegría que nuestra misión estaba
terminada.
Me extrañó mucho que no
contestara a mis eufóricos gritos ¿algo más nos pasaría?
Sí, al salir de la cueva
encontré a Maestro tomando del cuello a Pedro apuntándole con un arma.
-Lograste encontrarlo, -me
dijo- ahora si quieres ver vivo a tu hermano pon la estatuilla en la bolsa y
juntos entraran a la cueva.
Cuando estaba acercándome pude
ver que detrás de Maestro estaba Melina, le dio un golpe con un remo y lo
desmayo.
Rápidamente los tres huimos
del lugar en el bote de la joven. Cuando ya estábamos a una buena distancia le
pregunté cómo supo que estaba en peligro, a lo que me respondió que sus poderes
eran muy precisos.
Al llegar a la ciudad lo
único que quería era entregar rápidamente el objeto a Raval, fui directamente
al Museo, me pagó lo que habíamos acordado, “descansa, -me dijo- aún nos quedan
muchos objetos por recuperar”.
FIN
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