Dedicado a:
Nuestra seño Ale
y a todas las seños
que siempre nos
contaron tantas
historias.
Zeus era el dios de los dioses, estaba casado con la
diosa Hera.
El dios bajó del
Olimpo al mundo de los humanos y conoció a una joven alta, rubia, bella como
ninguna, llamada Alcmena, no necesitó más que mirarla para enamorarse como un
niño. Pero la muchacha no estaba para nada interesada en el dios, ella vivía un
amor muy grande con su esposo, rey de un pueblo griego.
Zeus insistía pero no obtenía respuesta, llegó un momento
en que se cansó de perseguirla y para lograr su amor tomó la forma de su
esposo, la muchacha no notó la diferencia y continuó su vida normalmente. De
ese engaño nació Hércules.
No había pasado mucho tiempo cuando Hera se dio cuenta de
las ausencias de su travieso marido, bajó a la Tierra y descubrió el engaño.
La diosa descargó toda su furia contra Hércules, ya desde
bebe le envió serpientes a su cuna para que lo mataran, pero no tuvo suerte ya
que las ahorcó con sus pequeñas manos.
Pasaron los años Hércules ya era todo un hombre, muy
feliz casado con una bella joven llamada Megara, la diosa no podía dejar que el
héroe viviera tan dichoso y le envió un ataque de locura en el que prendió
fuego a su familia, al recobrar la conciencia y ver lo que había hecho no
encontraba paz. Consultó con los dioses y le dijeron que el dolor disminuiría
si realizaba 13 trabajos bajo las órdenes de su primo Euristeo, rey de Micenas.
Y así lo hizo, estuvo en manos del maldito rey trece años
en los que nunca dejó de arriesgar su vida.
En la gran ciudad de Micenas, Euristeo estaba sentado en
su gran trono, mandó llamar a Hércules y al reencontrarse una vez más le encargó
su último trabajo:
_ Deberás traer al zorro carnívoro de Tracia (dijo el
malvado)
El joven viajó rumbo a su destino con sus magníficas
herramientas, flechas, soga, su mazo y la red para capturar al zorro. Cuando
estaba a punto de llegar se encontró con su madre que muy sorprendida le
preguntó ¿qué hacía por allí?
No tuvo mucho que explicar, las madres reconocen el dolor
en la cara de sus hijos con una simple mirada:
_ Hijo mío, tanto tiempo, ¿por qué no vuelves a casa
conmigo? Allí podrás recuperarte.
_Necesito pagar por mi crimen madre ya falta muy poco, te
prometo que pronto estaremos juntos. Ahora debo seguir mi camino.
Hércules sabía que
esas palabras no eran muy ciertas, si quería proteger a su mamá debería
mantenerse alejado, no podría saber cuándo la odiosa Hera pudiera, con su maldad,
hacer que el joven lastimara a su propia madre.
_Los dioses te acompañen a cada paso. Esas fueron las
últimas palabras que el héroe escucho de su madre; horas después se encontraba
en Tracia observando a su presa y pensando cómo haría para atraparla.
A unos metros de allí vio como una pequeña oveja se
escapaba de su manada. El zorro agazapado se acercó y de un salto cayo sin
piedad sobre ella devorándola en cuestión de minutos, el joven pudo ver los
colmillos gruesos y largos que salían de la boca del animal y se clavaban en el
cuello de la víctima con la fuerza de cientos de espadas, con sus garras abrió
su carne hasta no dejar restos del pobre animal.
No será tarea sencilla, pensó. El zorro caminó unos metros y se recostó bajo
un árbol a descansar. Muy lentamente Hércules se acercó hasta él sin tener en
cuenta que el suelo se encontraba muy resbaladizo. El animal, en cuestión de segundos, estaba nuevamente dispuesto a matar, frente al
joven, mostrando sus horribles
colmillos, el héroe intentaba salir de la trampa pero cada movimiento lo hundía
más en el barro, la bestia cayó sobre él y con sus filosas garras lastimó de un
solo golpe el cuello y la cara del gladiador que rápidamente tomó la soga y la
lanzó a una rama gruesa de un árbol. Dolorido se sujetó con ambas manos y logró
salir del encierro. No había terminado de apoyar los pies en tierra firme que
fue muy fácil en ese momento clavarle al animal unas flechas envenenadas por la sangre de la Hidra
y terminar la batalla, peroEuristeo no había aclarado si quería al zorro vivo o
muerto, entonces con mucha agilidad tomó la soga, ató la mandíbula de su contrincante, luego sus
patas y lo envolvió con la red.
Al amanecer cuando llegó a las puertas de Micenas, ya
dentro del palacio pidió llamar a Euristeo quien aterrorizado al ver que el
zorro estaba con vida no pudo más que gritar: _ ¡lo haz traído vivo hasta aquí!
-
si deseas puedo
soltarlo.
-
No, no respondió
Euristeo entrégalo a mis soldados ellos sabrán que hacer, ¡eres libre, eres
libre!, sal de mi vista has pagado tu crimen.
Hércules se le acercó para
saludarlo, pero el miedo fue más fuerte y Euristeo corrió a esconderse dentro
de su tinaja.
Dicen que no salió hasta después de una semana.
Autores:
Albornoz, Agustina
Jara, Brisa
Rojas, Ayelen
No hay comentarios:
Publicar un comentario