jueves, 26 de septiembre de 2013

Juan el curioso por 4ºB



Estos cuentos están dedicados a todos los que forman parte de nuestra querida Escuela Nº 20 y a nuestras familias ¡a todos ellos les decimos gracias! ¡Los queremos muchos!
Alumnos y alumnas de 4ºB
2013

Había una vez un niño que se llamaba Juan, era muy pobre y vivía solo con su abuela, cerca de un cementerio antiguo.
Una noche como tantas otras escuchó: ¡¡¡AAAAAUUUUUU!!!!
Curioso como era, fue corriendo hasta la pieza de la abuela, temblando por el miedo que tenía…
-¡¡¡Abuela!!! ¡¡¡Abuela!!! -Grito- ¡¡¡Escuché algo horrible!!! Yo estaba en la cocina y escuché algo aterrador… un aullido en el cementerio…
La abuela intentó calmarlo:
-Seguro fue un perro perdido, no te asustes… ¡Andá a dormir que es medianoche!
Juan no fue a dormir, tomó coraje y salió de su casa sigilosamente, caminó hacia el cementerio con su linterna. Aunque tenía mucho miedo estaba decidido a llegar y descubrir con sus propios ojos qué o quién había realizado ese aullido.
Cuando llegó al cementerio vio que la puerta estaba cerrada, pero eso no lo desanimó. Buscó por todos lados la forma de poder entrar, hasta que notó que una de las rejas estaba floja y dejaba que pasara su cuerpo. Ya adentro comenzó a caminar, siempre con la sensación de que era observado y seguido.
Luego de recorrer medio cementerio, bruscamente se presentó frente a Juan una bestia gigante, cubierta de pelos, con unos dientes enormes que sobresalían de su amplia boca y unas garras muy gruesas y fuertes que parecían de hierro. Fue tal el susto, que Juan quedó inmóvil por varios segundos que parecieron eternos, hasta que comenzó a correr y a correr escapando de esa bestia terrible, pero fue en vano, ya que fue alcanzado. Se miraron a los ojos y cuando la bestia se proponía atacarlo se abrió el suelo y cayó, era un pozo sin fin, oculto en el medio del cementerio. Juan, del miedo, volvió a salir corriendo ¡su corazón latía con tanta fuerza que parecía que se le iba a salir del pecho! Hasta que llegó a su casa, aterrado y sorprendido por la extraña criatura que sus ojos habían visto. No dudó y le contó a su abuela, rápidamente y con lujo de detalles, lo que había vivido, pero ella le dijo:
-¡Juan! ¡Tienes que dejar de ver esas películas de terror que te hacen inventar cada cosa! ¡Ya es muy tarde! ¡Dormite!
Juan no le respondió nada a su querida abuela, pero él sabía que lo que había visto era real.


FIN

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