Los
chicos de 5to B dedicamos este cuento a toda la escuela, familia y amigos.
Hace
muchos años vivía en un lugar lejano un
niño llamado Robertito. Un día llegó al
pueblo el gran mago Max. Robertito le pidió
a sus padres que lo llevaran a ver la función,
porque Max era el mago más famoso de esos tiempos, se comentaba que
podía hacer aparecer y desaparecer cualquier cosa.
Algunos
decían que una vez hizo aparecer una
pirámide en el medio de la ciudad y
luego la devolvió al desierto, también
se murmuraba que era muy rico porque
hacía aparecer tesoros y a esos no los devolvía.
Pero
todos esos eran comentarios y a Robertito lo único que le importaba era
conocerlo, llegar a ser como él, el mejor mago del mundo.
Cuando
empezó la función el gran Max preguntó:
-
¿Quién quiere ser mi asistente?
Robertito
saltó de su silla y dijo:
-
¡Yo!, -tan fuerte que el mago lo hizo
subir al escenario.
Allí
le preguntó el nombre y lo presentó a todo el público diciendo: “Este niño se llama
Robertito, un valiente ser, que se
animará a entrar en la caja mágica del tiempo”.
La emoción que sentía Robertito era enorme,
pensaba que su sueño se iba hacer
realidad, que después de esto se convertiría en su ayudante y podría viajar por
el mundo junto al gran mago.
Entonces
sonaron las trompetas y el niño se metió en la
caja mágica, que era una urna de
metal grande, pasada y oscura. Max
pronunció las palabras mágicas: abra,
calabaza, chus, chus, y el niño
desapareció.
El
público aplaudió y gritaban: ¡Bravo,
bravísimo, genial! – ¡Ahora que regrese Robertito!
El
gran mago Max pronunció las palabras mágicas: abra, calabaza, chus, chus, pero el niño no apareció, Max aclaró que a veces fallaba en el primer
intento y probó una y otra vez pero no pasaba nada, Robertito no aparecía.
El
mago estaba muy nervioso, el público comenzaba a gritar, los papás de
Robertito estaban desesperados y le gritaban a Max que lo siguiera intentando,
¡que querían a su hijo!
Mientras
tanto Robertito apareció en el año 2100,
en otra dimensión, en esa época no existían los humanos, las calles
estaban habitadas por robots y animales. Cuando Robertito se dio cuenta de que
no estaba en su pueblo empezó a buscar la manera de regresar.
Como
los animales eran grandes y feroces debía esconderse para que no lo mataran,
por las noches se refugiaba en las ruinas de la ciudad y cuando era de día
salía a buscar alimento. Las plantas y
los árboles que estaban cerca del río le habían servido para sobrevivir.
Robertito
estaba asustado, muchas veces sentía miedo y cada vez que llegaba la noche extrañaba a sus padres, quería volver a verlos y empezó a buscar la
manera de regresar.
Mientras
buscaba por la ciudad se encontró con una nave espacial que estaba llena de
teclas, luces y computadoras, se puso a investigar hasta que vio una tecla que
tenía la frase: abra, calabaza, chus, chus. La apretó y de pronto estaba en la
caja mágica.
Mientras
tanto en el circo no habían pasado los años, solamente unas horas, pero el
escenario se convirtió en un lío, había bomberos, policías, médicos,
periodistas y nadie sabía qué hacer, todos corrían de un lado para el otro,
gritaban llamando a Robertito y nada, Robertito no aparecía.
El
mago cansado intentó otra vez pero dijo
las palabras mágicas al revés: chus, chus, calabaza, abra y de pronto, ¡el
niño apareció!
Todos
aplaudieron y preguntaron: “Robertito, ¿dónde estabas?”
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