Había una vez, en un lugar lejano y hace mucho tiempo, un rey muy bueno que tenía una hija bellísima llamada Aurora. Pero también tenía un hermano muy malo que quería ser rey, conocido como el príncipe Sedrí. Siempre estaba pensando algún plan para deshacerse de su hermano y su sobrino.
Un día fue a ver un
hechicero y le dijo:
-
Quiero
que me ayudes a deshacerme del rey, de la princesa Aurora y te daré lo que
pidas.
Le pidió dos cofres
llenos de oro.
El hechicero había capturado un dragón y lo tenía
prisionero en una cueva. Lo fue a ver, y
le ofreció la libertad a cambio de algo: debía traer a Aurora y cuando su padre
viniera a buscarla tenía que matarlos a los dos.
Aurora, que además de ser hermosa era muy
buena, logró conquistar el corazón del dragón y cuando su padre llegó hasta la
cueva para salvarla la encontró jugando con él.
El rey se enteró del
plan de su hermano. Cansado de tantas maldades del príncipe Sedri le pidió que abandonara el reino y no regresara
nunca.
A partir de ese momento, todos en el reino
vivieron felices para siempre, incluso el dragón que fue a vivir al palacio.
Colorín colorado,
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