viernes, 24 de octubre de 2014

Martín el dragón por 3ºB






Había una vez, dos hermanos que vivían en una casita hecha de troncos. La nena se llamaba Luz, tenía 8 años y su hermano Germán 10.
Un día salieron a caminar y a juntar flores por el bosque cuando, de repente, vieron una pequeña liebre que les gustó mucho y quisieron atraparla, pero el animal comenzó a correr y ellos  la persiguieron. Corrieron y corrieron hasta que notaron que estaban perdidos.
Caminaron tratando de encontrar el camino de regreso. De tanto caminar, llegaron a un castillo. Alrededor de él vieron árboles quemados. Golpearon la puerta pero nadie salió.  De repente Germán se apoyó en la puerta y  se abrió sola. Los niños curiosos entraron, pero no vieron a nadie. En eso, escucharon un fuerte ¡Hiiipo! ¡Hiiipo! Y todo se iluminó por una llamarada de fuego.

Los nenes se asustaron, pero cuando estaban por huir escucharon llorar a alguien y buscaron de dónde provenía el llanto. En eso observaron que en una enorme sala, un dragón lloraba desconsoladamente, esto los sorprendió porque nunca imaginaron ver a una bestia llorar. Germán y Luz se acercaron al dragón con un poco de temor y le preguntaron:

 
-¿Por qué lloras? –le dijo Luz
-Porque nadie me quiere, piensan que soy malo porque lanzo fuego, pero el motivo es que tengo hipo y no puedo controlarlo- le contestó el dragón.
-¿Cuál es tu nombre?- le pregunto Germán.
- Mi nombre es Martín- respondió el dragón.
-Yo soy Luz y él es mi hermano  Germán- dijo la nena.

 
En eso, a Germán se le ocurrió una idea: mientras su hermana conversaba y entretenía a Martín corrió hacia una habitación, agarró una sábana, le hizo dos agujeros para poder ver y se colocó la sabana encima cubriendo todo su cuerpo. Apareció así donde estaba Martín con Luz y comenzó a balancearse haciendo ¡BUUUU…..! ¡BUUU…! 


 


El dragón se asustó mucho porque pensó que  era un verdadero fantasma, tanto se asustó que su hipo desapareció para siempre. Germán se sacó la sabana que lo cubría y le dijo:
-¡Ya solucionamos tu problema! Ahora tendrás dos amigos porque nosotros entendimos que vos no eras malo sino que  necesitabas que alguien te ayudara y gracias a que te ayudamos ya no tendrás más hipo y podrás hacerte muchos  amigos más.
- Seremos amigos por siempre y cada vez que me necesiten ahí estaré- dijo Martín feliz y agradecido.
Martín ayudó a los niños a regresar a su casa y de paso los llevó a dar un paseo por el cielo.
Dicen que cada vez que los nenes  llaman el dragón, aparece, pero que solo lo pueden verlo los que actúan con el corazón.

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