En las afueras de la
ciudad de la provincia de Buenos Aires hay una quinta y allí vivió una familia
llamada Montenegro. Papá Javier, mamá Melina y sus dos hijos llamados Juan y Rocío.
Esta familia se mudó porque guardaba un secreto.
Para que sus hijos
tuvieran amigos organizaron una fiesta, invitaron a los chicos del lugar y a
sus padres. En la fiesta hubo muchos juegos, comida, golosinas, también hubo
títeres, algunos trajes de princesas y de monstruos. Los invitados se quedaron
impresionados.
Rocío se hizo amiga de
Laura, una nena vecina que vivía enfrente y la invitó a jugar a su casa en la
semana. Cuando estaban jugando, Rocío, que aparentaba ser una nena y en
realidad era un monstruo que se alimentaba de almas humanas, le absorbió la niñez de Laura y la convirtió como en un juguete.
Se hizo de noche, Laura
no volvió y la mamá fue a buscarla. Tocó timbre, salió la mamá de Rocío y Romina preguntó:
-¿Está mi hija?
-¡Laura no vino!
-Contesta Melina.
-Laura me dijo que venía
a jugar con Rocío, llamala.
Ante la situación la
hicieron pasar al living. La señora llamaba, Laura, Laura, Laura….
A causa de los gritos bajaron Javier y Juan. La rodearon
y le pidieron que se calmara, ella se asustó y fue corriendo, abrió una puerta
pensando que era la salida y en realidad era el sótano, bajó por las escaleras,
prendió la luz, vio el cuarto lleno de muñecos de todos los tamaños y se
asustó. Dio vuelta y encontró una muñeca
igual a Laura. Se dio cuenta de que no
eran muñecos, eran humanos.
Agarró a su hija y
empezó a buscar una salida. Encontró un libro muy viejo que guardaba un
hechizo, lo leyó y comenzaron a escucharse gritos que venían del living. Los
muñecos volvieron a ser humanos. La mamá de Laura pudo abrir la puerta del
sótano y salió corriendo llevándose a su hija.
Al otro día el pueblo
amaneció con un cementerio lleno de tumbas. Nunca se supo cómo llegaron, la
familia Montenegro desapareció.
La ciudad sigue buscando
a Laura y a su mamá.
FIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario